Los corazones de muchas personas ya han sido expuestos a la paz interior y es posible que seres de todo el mundo puedan contagiarse en proporciones epidémicas.
Algunos de sus principales indicios son:
a.. Una tendencia a pensar y a actuar espontáneamente, en lugar de hacerlo basado en los miedos aprendidos de experiencias pasadas.
b.. Una habilidad de gozar cada momento, el aquí y el ahora.
c.. Una perdida de interés en juzgar, criticar, condenar, justificar a otros, o en interpretar como mal intencionadas sus acciones.
d.. Una marcada pérdida de interés en mantener o alimentar un conflicto.
e.. Una notable disminución de la habilidad de preocuparse por lo que no se puede cambiar.
f.. Episodios frecuentes e intensos de aprecio.
g.. Repentinos ataques de placer por sentirse conectado con otros y con la naturaleza.
h.. Accesos incontrolables de sonrisa.
i.. Una tendencia creciente a dejar que las cosas sucedan en lugar de hacerlas suceder o tratar de impedirlo.
j.. Una aumentada susceptibilidad al amor ofrecido por los demás, con un deseo incontrolable de extenderlo a otros.
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