miércoles, 14 de julio de 2010
viernes, 9 de julio de 2010
El pulpo alemán no ha fallado ningún vaticinio.
Nos hemos enterado de la existencia de un pulpo que vaticina resultados futbolísticos.
Los pulpos, como todos sabemos y ellos ignoran, son unos moluscos cefalópodos dibranquiales y octópodos, lo que nada garantiza su capacidad intelectual.
En Asturias y la costa montañesa –lo de Cantabria es muy nuevo–, se le llama «pulpe», lo cual carece de toda originalidad.
He tratado durante mi vida con muchos pulpos.
En San Sebastián, pesqué más de uno en las rocas de Ondarreta y el Pico del Loro cuando las mareas bajas septembrinas.
Desconocía que aquello tan feo que pescaba pertenecía a la reducida clase de los sabios.
Pero hay un pulpo, en un acuario alemán, que no se equivoca cuando del fútbol se trata.
Acierta con carácter gratuito, y es un detalle muy de agradecer.
Me he escapado del pulpo.
El pulpo alemán no ha fallado ningún vaticinio.
Mañana ubicarán en su celda acuática las urnas con las banderas de Holanda y España.
Donde el pulpo encuentre acomodo, ahí estará la nación vencedora del Mundial de Sudáfrica.
Pero no hay motivos para preocuparse en exceso si el pulpo adivino rodea con sus ocho tentáculos la urna holandesa.
A pesar de ello, España podrá triunfar.
Tiene un gran equipo y la fuerza imparable de una ilusión colectiva que empuja y sostiene a sus jugadores.
Lástima que no sea así todos los días de todos los años.
Pero mejor.
Y al amor reencontrado por muchos hacia España, se une la sabiduría del pulpo, al que insisto, hay que contratar inmediatamente.
No cobra y acierta.
No habla y acierta.
No da la murga y acierta.
Ese pulpo es un chollo.
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