sábado, 21 de febrero de 2009

Glosolalia y Marginación

La glosolalia estuvo de moda después de la Reforma -aunque ni Lutero ni Calvino la incluyeron en sus doctrinas. Al parecer, el hablar en lenguas era frecuentemente una expresión de tensión.
Por ejemplo, la violenta controversia entre jesuitas y jansenistas, que duró casi 80 años, provocó la aparición de glosolalistas entre estos últimos.
Coincidiendo con esto, en aquel período ocurrieron extraordinarios incidentes entre los camisards, franceses protestantes que vivían en las montañas de las Cévennes.
Cuando su libertad de culto fue revocada en 1685 y se intentó imponerles la fe católica, se sublevaron.
Tres mil de ellos resistieron frente a las tropas monárquicas (unos 60.000 hombres), hasta que finalmente sucumbieron en 1705.
La enorme tensión que afectaba a estas comunidades guerrilleras, continuamente acosadas y sujetas a tremendas atrocidades una vez capturadas, dio lugar a sucesos paranormales, incluyendo estallidos de xenolalia.
Miles de «pequeños profetas de las Cévennes», niños de 15 meses en adelante, predicaban interminables sermones en un francés excelente, lengua bastante diferente de su propio dialecto holandés.Algunos camisards emigraron a Inglaterra.
Tuvieron influencia sobre los «Entusiastas» ingleses, tal como eran llamados por entonces los Cristianos Carismáticos.
Dos generaciones más tarde, Ann Lee, fundadora de la Sociedad Unida de Creyentes en la Segunda Aparición de Cristo (los «shakers»), hablaba en lenguas.
Al ser examinada por cuatro eruditos sacerdotes anglicanos, se dirigió a ellos en varias lenguas aparentemente identificables.
Acobardados, sin duda, por los conocimientos de que hacía gala Ann Lee, aconsejaron que se la dejara en paz; pero la persecución la obligó a emigrar a América.
En las comunidades de shakers, las danzas rituales, que constituían la principal manifestación de culto, desembocaban a menudo en estallidos de glosolalia.
Algo parecido sucedió con los mormones (la Iglesia de Jesucristo de los Santos Modernos):
su mismo fundador, Joseph Smith (1805-1844), era glosolalista, y sus artículos de fe afirmaban:
«Creemos en el don de las lenguas... (y) en la interpretación de las lenguas.»
En una ocasión, un glosolalista mormón pronunció toda una disertación sobre la caza en la lengua de los indios choctaw.
Fue inmediatamente interpretada como un relato florido de las glorias que habría de traer consigo la terminación del templo mormón de Salt Lake City.
Los mormones modernos consideran el don de lenguas como un fenómeno real, pero de limitado valor espiritual, y es comprensible que la desaprueben.
A partir de 1830, no pasó un año sin que alguien hablara en lenguas en algún lugar de la Iglesia Cristiana.
En Escandinavia, en los años 1840, se declararon epidemias del llamado «mal del sermón» -«entusiasmo» histérico durante el culto- que incluía la glosolalia.
En los años 1850 el gran resurgimiento en la Iglesia Ortodoxa rusa en Armenia dio lugar a una expansión del don de lenguas en aquella zona hasta los años 1900.
A finales del siglo se produjeron accesos de glosolalia en sectas del movimiento Carismático pertenecientes a lugares tan apartados entre sí como Carolina del Norte y Estonia.

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