viernes, 13 de febrero de 2009

Sello del Rey Salomón

Han corrido ríos de tinta en relación a cuál es el verdadero Sello de Salomón. Lo único que estamos seguros es que fue una inscripción hecha en un anillo que le fue entregado desde el cielo al Rey Salomón.
El símbolo, que fuere el que fuere, constituía un símbolo de unión entre los hombres y su Dios.
Lo cierto es que una de las referencias de que éste tenía un hexagrama la encontramos en el Templo del Monte, ya que en éste, el Sultán Soleimán El Magnífico permitió que existieran los hexagramas porque eran los símbolos de la herencia Davídica, denominados Estrella de David, por su cultura (el Islam) y Sello de Salomón, por los judíos mismos.
La cultura del Islam siempre vió al hexagrama como la perfecta unión entre lo divino y lo humano, como la relación entre lo mas sublime y lo terrenal, por lo cuál respetaba mucho este símbolo.
Mientras que en la cultura europea, el hexagrama era una herencia de Roma, como símbolo cósmico, que gradualmente fue volviéndose símbolo del Pueblo Judío, por eso en esta área, el pentagrama, visto en muchas de las obras de Salomón era el que se reconocía como el Sello de él.
Así, según la página de los Archivos del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, sucedió lo siguiente:
1. El hexagrama es un símbolo universal, pero que fue adoptado poco a poco por los judíos de Praga desde el s. XIV, pero no fue reconocido internacionalmente como símbolo judío hasta después del s. XIX.
2. Hasta el s. XIII, se reconocía el signo del hexagrama como el sello del Rey Salomón, pero del XIII al XV, se reconocieron ambos, el hexagrama y pentagrama, pero, desde el x. XV solo los judíos Ashkenasi, luego en Europa, si se distinguió el pentagrama propiamente como el Sello y el hexagrama como la Estrella de David.
3. Existen ambas figuras en sellos realizados por judíos, desde larga data.

Algo importante es que los textos solo contienen hexagramas, ésto sugiere que quizá llegó un momento en que éste se volvió mas un signo asociado al temploy lo religioso, y el otro a la parte esotérica del legado de Salomón.

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